La felicidad de la maternidad, el sueño tras el amor y la tibieza del hogar se ven profundamente alterados en "Naturaleza muerta", una obra que desafía las percepciones del orden establecido en el mundo. En este relato, Ana, Víctor y su hijo parecen ser los protagonistas, pero la historia se teje en torno a elementos tan vitales como el río, el silencio y un cielo que se oscurece a medida que avanzan las páginas. La familia vive en la orilla de un “río inmenso, tan inmenso como un mar”, donde no solo enfrentan las adversidades de la naturaleza, sino que también deben lidiar con sus propias pasiones: el deseo, el egoísmo y la indolencia. Cada uno de ellos lleva consigo un peso emocional que impacta su vida familiar y que resalta las tensiones existentes en su relación. La búsqueda de respuestas y la angustia por el destino del pequeño que ambos padres aman se convierten en el hilo conductor de esta historia. A medida que el lector se adentra en el relato, se encuentra inmerso en un ambiente en el que nada es lo que parece, y donde cada elemento simbólico, desde el río hasta el cielo, refleja las transformaciones internas de los personajes."Naturaleza muerta" invita a reflexionar sobre los dilemas universales de la paternidad, la dualidad entre amor y conflicto, así como las dificultades inherentes a las relaciones humanas en medio de una naturaleza que parece actuar como un espejo de las emociones humanas. La prosa del autor captura la esencia de las luchas internas de los personajes, proporcionando una experiencia de lectura profunda y conmovedora que resonará en el corazón de los lectores.