El protagonista de este libro se define como “vigía, polizonte, cazador de monstruos, cazador de cazadores, monstruo, arponero, tejedor de redes”. Y comienza estableciendo un diálogo con Moby-Dick, de Herman Melville, novela cuya frase de apertura es una de las más célebres de la literatura mundial: “Call me Ishmael”.
Gastón Carrasco también usa a Ismael como narrador, pero desde el inicio marca una distancia con su
referente: “Llámenme Ismael. Pueden ustedes llamarme Ismael. Mi nombre es Ismael. Supongamos que me llamo Ismael”. En principio, el ejercicio de reescritura o apropiación busca actualizar o reinterpretar el clásico norteamericano desde Chile, pero el relato de Melville es solo el punto de partida para abordar la vida en altamar y la aparición de monstruos reales y mentales en ese mítico escenario: “siento los gemidos de las bestias / que he cazado, entran en mí / como pedazos de arpones / incrustados en el lomo”.