Una de las características que distingue al ser humano es la capacidad creativa. No nos limitamos a repetir conocimientos adquiridos: innovamos. Absorbemos ideas y las mejoramos, siguiendo el modelo de las estrategias básicas de la evolución. Tomamos saberes heredados y experimentamos con ellos, los manipulamos, los conectamos, los combinamos, los transgredimos, y todo eso nos hace avanzar, tanto en el ámbito artístico como en el científico y el tecnológico. Hay un impulso común que conecta la invención de la rueda y la del automóvil último modelo, las innovaciones plásticas de Picasso y la creación del cohete para llegar a la Luna, la ideación del sencillo y eficaz paraguas y la del sofisticado iPhone…