En un pequeño pueblo campesino alemán, durante los primeros años del siglo XX, el orden social siempre ha sido el mismo: con base en los designios de la única balanza que existe en la comunidad, de la cual la familia Balek es la dueña y, por lo tanto, la que tiene el poder absoluto sobre el pueblo. Con este artefacto, se imparte justicia y se decide el destino de la gente. Sin embargo, todo este orden se desmorona cuando la generosidad velada de los Balek se torna en un abuso cruel. Con este cuento, Heinrich Böll pone en una balanza la historia de un pueblo y, al mismo tiempo, de la corrupción humana.