Novela de iniciación y aventuras, Kalfukura es una nueva versión de la historia, desde la fantasía y los mitos indígenas. Su protagonista es Leonardo Campana, un niño huérfano que cruza el desierto para llegar a Arica. La ciudad comienza a temblar, la tierra se sacude y Leonardo recibe una misión: un brujo kallawaya le dice que debe buscar la Kalfukura, la piedra mágica que equilibra la vida y lleva 500 años oculta: el verdadero tesoro que buscaron los españoles.
Enviada por el cielo, la Kalfukura era resguardada por los chamanes americanos, pero alquimistas y hechiceros europeos supieron de ella y enviaron a sus ejércitos. Y sembraron de muerte el continente. Sólo el encantamiento de una poderosa machi detuvo la guerra en Arauco. Y la Kalfukura fue ocultada en la Cordillera de Los Andes. Pero el conjuro está por terminar. Los conquistadores resucitan como ejércitos fantasmas y el elegido debe recuperar la piedra. Ese es Leonardo Campana.
Acompañado de una niña y el brujo kallawaya, Leonardo conocerá la dimensión mágica: cruzará Chile a través de portales secretos. Se enfrentará con imbunches y demonios. Viajará a Chiloé y vivirá una batalla de leyenda sobre el Caleuche.
Con la estructura de las sagas heroicas, Kalfukura puede ser leída como un Tolkien mapuche. El señor de los anillos chileno o La Araucana después de un LSD. Pero Baradit prefiere otro referente: "Tuve de modelo las sagas del animé japonés, sobretodo a Miyazaki (El viaje de Chihiro). En él siempre está el viaje iniciático, el paso del niño al adulto, que es de lo que se trata en el fondo mi novela". Y está también el mito, el gran tema de Baradit: "Quiero revivir nuestros mitos, sacarlos de la pedagogía y del museo y darles nueva vida. Eso los japoneses lo hacen siempre". Si Kalfukura fuera un filme, postularía al Oscar por efectos especiales: posee una imaginería visual enorme y poco común en Chile. Con ella Baradit quiere seducir al público joven. "Por eso, un escritor me dijo que no hablara mucho de la novela, que la dejara medio escondida, para cuidar mi prestigio. Como si esto fuera una carrera funcionaria. Yo no me veo en esa: escribo lo que quiero nomás"