he releído exit y este. uno se aproxima con no poco temor a las obras que en un pasado lejano lo cautivaron, pensando que el tiempo transcurrido, las nuevas lecturas y escrituras, el cambio de los contextos y los talantes, el bagaje de las experiencias, puedan haber producido depredaciones irrecuperables en ese cuerpo admirado. no oculto que me sorprendió que no fuera así: esos libros se sostenían, se sostienen, mantienen su fuerza y su enigma, su extrañeza. pablo oyarzún