La Unión Soviética, 1962. El zapatero Stanislav Suvorov ha sido condenado a cinco años de cárcel. ¿Su crimen? Vender su automóvil con fines de lucro, contraviniendo las estrictas leyes de especulación del Kremlin. Al salir de prisión, la vergüenza social lleva a Stanislav al exilio voluntario en Siberia, trasladando a su familia de una vida continental relativamente cómoda en Grozny, la capital de Chechenia, a la fría y lejana Krasnoyarsk. Para algunos, es la capital del gulag; para otros, es la oportunidad de comenzar de nuevo. Estos son los últimos días de una Unión Soviética en la que el Partido Comunista y la KGB se aferran desesperadamente al poder, en los que los extranjeros no son bienvenidos y los viajes fuera del país están restringidos, donde las colas de pan son diarias y debilitantes y donde expresar opiniones a favor de la democracia y los derechos humanos pueden suponer encarcelamiento o exilio. En esta obra vemos transcurrir más de ochenta años de historia soviética y rusa a través del prisma de una familia, una imagen vívida de una parte compleja del mundo en un momento sísmico de su historia: de guerra errática y paz incómoda; del poder ciego y su abuso frecuente; de ideologías equivocadas y sofocante burocracia; de la lenta desaparición del comunismo y el abrazo caótico del capitalismo. Los Suvorov lo atestiguan todo. Tanto íntima como a gran escala, esta es una historia de vidas ordinarias maltratadas y moldeadas por tiempos extraordinarios.