El filósofo del pensamiento vegetal Michael Marder, acompañado de las
imágenes de la artista Anaïs Tondeur, nos enfrenta a la cara «más sucia»
del capitalismo tardío y del Antropoceno, para guiarnos a través de los
vertederos en los que estamos sumidos y sus consecuencias fisiológicas,
sociales, políticas y medioambientales. La basura –nuestra basura– no
cesa de crecer: la pisamos (nos engulle); la bebemos (microplásticos
incluidos); la respiramos (hasta quedarnos sin oxígeno).
«El vertedero filosófico» es un original ensayo sobre el concepto de
vertido y de vertedero, lo desechable (según Marder, toda la existencia)
y la inacción para salvarnos de nuestros propios excrementos. El
vertedero no se refiere sólo a los restos de la sobreproducción
industrial y el consumismo desbocado, sino ya al planeta Tierra en su
globalidad, con todos sus ecosistemas y organismos, incluida la
humanidad y su producción intelectual, inevitablemente contaminada.
Vertedero es el nombre que define el ser de nuestra época.