La denuncia social en el precepto roto es despiadada. Ningún estamento de prestigio se libra: políticos amorales, funcionarios insensibles y corruptos, monjes lujuriosos; corrupción, envidia, vanidad. En una sociedad así, no hay sitio para personas como su protagonista Ushimatsu Segawa. Un joven maestro de escuela que se debate entre el deseo apremiante de autoafirmar su verdadera identidad y la promesa que lo ata al precepto inculcado por su padre: No se lo digas a nadie
La denuncia social en el precepto roto es despiadada. Ningún estamento de prestigio se libra: políticos amorales, funcionarios insensibles y corruptos, monjes lujuriosos; corrupción, envidia, vanidad. En una sociedad así, no hay sitio para personas como su protagonista Ushimatsu Segawa. Un joven maestro de escuela que se debate entre el deseo apremiante de autoafirmar su verdadera identidad y la promesa que lo ata al precepto inculcado por su padre: No se lo digas a nadie.