Este ensayo fue escrito mano a mano con los acontecimientos de la rebelión popular chilena en curso. Como lo que emergió con fuerza del transporte subterráneo el 18 de octubre de 2019, se trata de fragmentos que llevan consigo el signo del peligro y el potencial de la cohesión, tanto por la materia inflamable de lo que se ocupan como por la urgencia que crean para quien los recibe. En la escritura de Rodrigo Karmy los espacios y tiempos que el neoliberalismo de la transición oligárquica pensó que había impuesto a una ciudadanía sumisa saltan en pedazos. Emergen entonces a la superficie de la página la incandescencia del pueblo, el análisis averroísta de una necesaria Asamblea Constituyente, la excepcionalidad permanente del Estado subsidiario, la israelización del Wallmapu y la Primavera Árabe, pero también la intensidad de nuestra indi-gencia, el tío Ho de Víctor Jara, la Plaza de la Dignidad y la quiebra de la episteme transicional. La revuelta, como su escritura, nos sigue recordando que en el temblor más decisivo, en el ajuste con nuestra historicidad y, con las palabras de Salvador Allende, El porvenir se hereda.