A tres kilómetros del suelo, la chica piensa: «Si no hubiese hablado con él». A dos kilómetros del suelo, piensa: «Si no hubiese sido tan estúpida». A un kilómetro del suelo, piensa: «Si hubiese contado la verdad». Después yano piensa nada. Sus secretos caen al vacío con ella, pero su historia no acabará con su muerte.
Las risas y la música comenzaban a apagarse en el piso número mil. La fiesta tocaba a su fin, disolviéndose de forma gradual, cuando incluso los invitados más alborotadores subían haciendo eses a los ascensores que habrían de transportarlos a sus hogares. Aunque las ventanas panorámicas enmarcaban una oscuridad aterciopelada, el sol, a lo lejos, empezaba ya a elevarse en silencio. Sobre el horizonte, el perfil de la ciudad se dibujaba en tonos ocre y rosa pastel, con un sutil y luminoso matiz dorado.