Marion Greene roba a los ricos de Nueva York para darle el dinero a los pobres. Frank Tripp, el abogado de su padre, la sigue para protegerla y se enamora de ella al ver que es mucho más que una niña de buena familia malcriada y caprichosa. Frank Tripp está en un casino de Broadway, charlando con el dueño y viendo cómo juegan en las mesas de la planta inferior. El dueño lo ha llamado para que se lleve de allí a Marion y a Florence, hijas de Duncan Greene, uno de los principales clientes de Frank. Cuando Frank ve que Marion roba el dinero del hombre que tiene al lado, no da crédito a sus ojos, y cuando ve que otro hombre le echa una sustancia en la bebida, se descuelga desde la galería y rescata a Marion. O eso cree. Cuando salen del local, Marion le echa en cara que le haya hecho perder mucho dinero, ya que ella no tenía intención de probar la bebida drogada…