El país y los personajes de «El museo de cera¤ podrían ser los decualquier país de hoy en el que se intenta la abolición de un orden.Es el «ancién régime¤ lo que representa el entrañable, anacrónico ylastimado Marqués de Villa Rica, el protagonista, que asiste casiimpasible a su derrumbe. A él otra crisis y otras fantasías le quitanel sueño: la creación de un museo de cera que congele el momento enque su mundo se desvaneció, cuando ve a su joven y deseable esposarecostada sobre la bruñida caoba del piano de cola con el corpiñoabierto y las faldas levantadas, mientras las ansiosas manos delprofesor de música recorren sus muslos.Publicada el1981, «El museo de cera¤ es una de las novelas seminales de Edwards.En ella se encuentran todos los temas y obsesiones que marcaron suprosa: el erotismo y su negación, el orden de las familias y el ordenpolítico en colisión con las voluntades individuales, la metamorfosisde clase y la decadencia social, la clausura de la asfixianterealidad. Junto con la atrapante trama teñida por revoluciones ycontrarrevoluciones y por las pulsiones eróticas y la búsqueda delMarqués de ese inasible y «oscuro objeto del deseo¤, «El museo decera¤ es una filuda e intemporal alegoría política que bien se leedesde cualquier presente.«"El museo de cera", unahistoria breve y astuta, como esas parábolas que estuvieron de moda en el siglo dieciocho, dice menos de lo mucho que sugiere. [La novelaes] una acerada alegoría de entraña política¤. Mario Vargas Llosa