En El amor de los caracoles, Juan Mihovilovich presenta una obra fascinante que rompe con las certezas construidas por la sociedad y cuestiona la esencia del mundo con interrogantes profundas y filosóficas. A través de sus páginas, el autor nos invita a reflexionar sobre temas fundamentales como la definición de la realidad, la grandeza del ser humano, el sentido de la vida y la muerte, la identidad personal y los avances de la modernidad.
En esta novela, tanto los aspectos tangibles de la realidad como el sustrato espiritual que la sostiene incorporan elementos de lo fantástico y del realismo mágico. Esta fusión permite la activación de diversos niveles de realidad y la configuración de un escenario rural y campesino que envuelve al lector en una atmósfera única y evocadora.
Los personajes de El amor de los caracoles conforman una rica genealogía familiar, abarcando abuelos, padres y nietos que se van revelando paulatinamente a lo largo del texto. Mihovilovich utiliza una escritura reflexiva y pausada para desentrañar tradiciones locales, historias familiares ocultas y la simbiosis cultural entre diversas creencias. En este proceso, nos encontramos con la existencia de seres maléficos como las brujas y otros personajes diáfanos y bondadosos que enriquecen la trama.
La novela destaca por su belleza, profundidad y sugerencia, con una narrativa que atrapa y un estilo literario que invita a una lectura detenida y meditabunda. El amor de los caracoles nos ofrece una ventana a un mundo donde lo mágico y lo real se entrelazan de manera magistral, presentando un testimonio vibrante de la riqueza cultural y emotiva de un ámbito rural y campesino. Esta obra es, sin duda, una joya literaria que deja una huella imborrable en el lector.