Los conocidos como Cuadernos negros constituyen una especie de diario filosófico. Contienen las anotaciones privadas que Martin Heidegger fue haciendo de forma ininterrumpida y en paralelo a su actividad académica y a la publicación de sus ensayos, conferencias y seminarios. En ellos consigna, con su peculiar estilo de pensar, sus reflexiones desde la historia del ser, que pretenden arrojar luz sobre el sentido del tiempo presente. Este tercer volumen recoge la continuación de las Reflexiones (los números XII-XV), unas anotaciones que se inscriben en el periodo que va de comienzos del otoño de 1939 hasta finales de 1941. Entre otros hechos históricos, hacen referencia al comienzo de la guerra contra la Unión Soviética el «22 de junio de 1941» y a la subsiguiente «intervención bélica de las humanidades». Por todas partes advierte Heidegger señales de degradación. «‘Europa’ es la realización del hundimiento de Occidente», escribe. El desencadenamiento de los acontecimientos bélicos es interpretado como consumación de la técnica, donde el mundo aparece dominado en todos sus ámbitos por las «maquinaciones». El «bolchevismo» es visto como un signo más de estas: surge de la metafísica racional occidental y moderna y no tiene nada en común con la idiosincrasia rusa. El «americanismo», por su parte, aparece como la cumbre del nihilismo. Así es como americanismo, bolchevismo y nacionalsocialismo representarían la esencia maquinadora de una metafísica que toca a su fin. En medio de esta visión de la historia universal destaca, por su carácter controvertido, el papel atribuido por Heidegger al que llama «judaísmo mundial».