En Chilena, conviven la nueva urbanidad y la vieja escuela; sus versos lucen esas tensiones y contrastes, encantos y desencantos, razonamientos y negociaciones. Conocedor pero no practicante de la cueca urbana, de la terrateniente, de la campesina, las de Jaime Bristilo son cuecas propiamente literarias y, al mismo tiempo, de todo corazón reverentes con la exuberancia antropológica y lingüística de la cueca, con su espíritu formal, romántico, tragicómico, existencial y crítico.