Autobiografía de un espantapájaros retoma la propuesta lanzada al principio de la segunda parte de Los patitos feos, publicado por Gedisa en 2002 con gran éxito de público y crítica: El acto de la simple palabra crea una separación que nos hace existir en calidad de sujeto, un sujeto cuya forma de interpretar el mundo es personal y única. En aquella ocasión, Cyrulnik reflexionaba acerca de aquellos elementos que relacionan el pasado doloroso con la identidad del individuo, mientras que, en este su libro más reciente, aborda la naturaleza misma de la verbalización de la herida sufrida.