En el Dublín natal de Murdoch de finales de los años cincuenta, una joven Madame Bovary a la irlandesa, Yvonne, siente que la vida se le escapa si acepta su futuro matrimonio con Sam, que «no es nada del otro mundo». Su familia no entiende qué hay de malo en casarse con un joven respetable, que trabaja y la quiere. En una de sus citas, Sam decide mostrarle a su amada algo único: un árbol caído, todavía con sus brotes tiernos y sus hojas esparcidas por el suelo, que parece una flor arrancada. Una imagen poética desoladora que consigue despertar aún más en Yvonne el rechazo profundo hacia su pretendiente. Joyce Carol Oates apunta que en la cosmología de Murdoch «la vida, después de todo, es cómica porque no es trágica, es simplemente terrible. Y hay divertidos personajes de Murdoch que se sienten destinados a la felicidad y a la mediocridad que parece implicar».
Impedimenta
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Iris Murdoch