En verano reunimos, compilados por Peter Saint-André, fragmentos de
distintas fuentes (principalmente de sus diarios), en los que Henry
David Thoreau reflexiona, entre junio y septiembre, sobre los fenómenos
de la naturaleza que observa en la estación más calurosa del año.
El
anochecer es la parte más gloriosa del día, la más serena, cálida y
brillante, y la más sugerente. Es más bello que la mañana. Es la tarde
casta, porque ha tolerado las duras pruebas del día, pero para la mañana
ese elogio no era aplicable. Es respiración de incienso. La mañana está
llena de promesa y vigor. La noche es pensativa.