Es el año 1799 en Santiago de Chile, colonia española. La naciente ciudad está creciendo, recibiendo a familias que vienen desde la madre tierra y dando a luz a los nuevos criollos. El sereno recorre las calles gritando la hora, cuando de pronto ve un carruaje negro tirado por cuatro caballos, que lleva dentro a la misma muerte. Con la luz del amanecer, se descubren otros sucesos todavía más escabrosos: tres brazos izquierdos flotan en la Cañada de San Francisco y el cementerio ha sido profanado a altas horas de la noche?
La investigación policial se vuelve difícil.
Manuel y su amigo inseparable José Miguel, no se quedan atrás y arriesgándose a los castigos del padre Severino, se involucran en la investigación. Para lograr esto, además del amor de una preciosa españolita recién llegada, Manuel aprovecha su amistad con la gente del pueblo y su capacidad de disfrazarse para pasar desapercibido. Será la intervención de éste, la que arroje luz al misterio, y absuelva a un inocente que ha sido condenado sin tener responsabilidad en los hechos.
Felipe Jordán hace una panorámica entretenida y bien preparada de la vida en el Chile colonial. A esto se le suma el atractivo del caso policiaco, y una bien lograda descripción de este par de amigos que probablemente al crecer, sean nuestros padres de la patria. A partir
.png?1671206209){kind=logo}